La calidad del aire es una coyuntura que ha tomado cada vez mayor fuerza a nivel mundial. Sobre todo, después de la crisis por la pandemia, en donde las personas se han centrado en informarse y encontrar alternativas que les brinden seguridad y bienestar con relación al aire que respiran en cualquier lugar en el que se encuentren.
En este sentido y si bien es cierto que las personas pasan más del 90% del tiempo en espacios cerrados, la calidad en estas áreas afecta no solamente la salud de los ocupantes del edificio, sino también su productividad y bienestar emocional.
En conmemoración al día mundial del aire puro, se debe considerar que existen diferentes aspectos medibles en la calidad del aire interior, en los cuales la mayoría de personas han centrado su atención luego de la pandemia. La más conocida, es la relacionada a la exposición prolongada del aire contaminado, la cual ha evidenciado aumentos en la mortalidad derivada de enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
Otra de las afectaciones derivadas de la baja calidad del aire en las edificaciones, tiene que ver con la productividad y el confort, relevante en este retorno a la presencialidad laboral de las empresas pues, según diversos estudios se puede concluir que la productividad suele reducirse con respecto a la temperatura del aire interior.
“Luego de la pandemia, se creó una necesidad aún más fuerte por encontrar alternativas que informaran a las personas en general sobre este tipo de aspectos cuando llegan a algún lugar de acceso público pero cerrado, pues el saber que se está llevando un control para el bienestar de todos genera mayor seguridad” afirmó César Montañés, gerente de edificios digitales para Sudamérica en Schneider Electric.
Frente a esto, el experto da a conocer algunas curiosidades con relación a la calidad del aire interior, que quizás no son muy conocidas y que son cada vez más determinantes para la vida de las personas:
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Las personas respiramos alrededor de 15 kg diarios de aire.
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La concentración de contaminantes es de 2 a 5 veces mayor en espacios interiores comparada con el exterior.
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La calidad del aire interior de un espacio depende en gran medida de dos cosas: los materiales que hay y los dispositivos instalados en él, pues cientos de compuestos orgánicos volátiles (COV) se encuentran en productos cotidianos desde pinturas, hasta suelos y en gran parte de electrodomésticos.
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Si el nivel de temperatura de un espacio está dentro de los 20ºC-22ºC, es posible reducir la transmisión de diferentes virus en hasta un 70%.
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Mientras que casi un tercio (29%) de los ejecutivos del nivel C recibe actualizaciones frecuentes sobre la calidad del aire de sus oficinas, solo el 13% de los trabajadores que no pertenecen a este nivel están activamente informados.
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Se estima que 3.8 millones de muertes fueron causadas por contaminación de aire interior.
Frecuentemente se escucha hablar sobre la calidad del aire exterior o de ambiente, pero luego de la pandemia, aspectos como la humedad, la temperatura, los niveles de ocupación y los requisitos de bioseguridad, se convirtieron en una prioridad para las personas dentro de los edificios.
“Para el caso de los sistemas de HVAC, es decir, Calefacción, Ventilación y Aire Acondicionado, en algunos edificios ni siquiera cuentan con una infraestructura para recircular el aire extraído del interior y mezclarlo con el exterior; en otras edificaciones sólo se limitan a controlar la variable de temperatura o corren riesgos, en caso tal de haber presencia de agentes contaminantes y que no puedan ser extraídos por el sistema de ventilación” finaliza el experto.
Ante dicho panorama y pese a que en el mercado existe un sin número de dispositivos encargados de controlar estos aspectos, será importante que la información o características relacionadas a la contaminación sea visible a las personas con mayor frecuencia.