Las iniciativas por la lucha de la inclusión se han dado bajo diferentes campos de batalla. Si bien, es un tema que ocupa una gran relevancia en la sociedad, son muy pocos los avances. De acuerdo con la UNESCO, hoy solo el 35% de los inscritos en carreras STEM (Ciencias, Tecnología, Matemáticas o Ingeniería) en el 2021 fueron mujeres, una cifra que enciende las alarmas y que confirma porqué el mundo aún tiene mucho por trabajar para cerrar la brecha de género, especialmente en sectores como el de la ciencia y la tecnología.
Sin duda alguna, la base de la sociedad es la educación y de esta se desprenden algunos ejes fundamentales, que han servido de apoyo en medio de un contexto global invadido por diferentes problemáticas, como la más reciente, una pandemia imprevista. En cuanto a los ejes, la mentoría y el empoderamiento han sido dos factores que se han potencializado, gracias a la creación de distintos programas asociados a entidades privadas y organizaciones en defensa de las mujeres.
Uno de estos programas está liderado por la ONU, en donde busca que desde este año hasta el 2025, las mujeres sean parte de los líderes que le permitan al mundo alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Es a partir de este punto, en el que nos seguimos cuestionando por qué el avance no ha sido progresivo, por qué sigue habiendo un estancamiento y cuál puede ser una alternativa en donde las mujeres puedan tener un fuerte espacio de inclusión.
La respuesta ante estos cuestionamientos se define en una palabra: sostenibilidad. Según la Real Academia Española su significado es “que se puede sostener” y también está directamente relacionado con las acciones emergentes para la protección del medio ambiente. Según esto, es importante reconocer en principio, la naturaleza de la mujer en sí y entenderla desde su posición y formas de expresión, ya que es evidente que ninguna es igual y en esta diversidad es en donde podemos encontrar alternativas para agruparlas y hacer el cambio.
El derribar entonces las barreras de los mitos con respecto a la diversidad, la cual ha sido fuente de rechazo durante años en la sociedad, es el punto de inflexión para el futuro productivo e inclusivo. Esta es la alternativa que se propone desde las diferentes organizaciones; el aceptar no solamente un género, sino contemplar también la discapacidad, religiones o estratos sociales y desde allí poder generar oportunidades.
Las empresas futuristas están convencidas de que, para promover la inclusión, se debe trabajar de la mano de la sostenibilidad, pues tal como su nombre lo indica, ésta permitirá que se pueda sostener por sí sola. Desde Schneider Electric, compañía francesa con más de 40 años de presencia en Colombia, se promueven millones de iniciativas que le han brindado expectativas reales a las mujeres, como lo hacemos por ejemplo desde nuestro Comité de Diversidad, Equidad e Inclusión del Clúster Andino, conformado por personas de diferentes géneros, zonas e ideologías, el cual trabaja para crear una cultura con acciones de concientización, para que la diversidad sea parte de todos, fomentar el compañerismo, la creatividad y la innovación sin importar la orientación sexual, nacionalidad o etnia de los equipos de trabajo.
Con esto concluimos que la sostenibilidad es ahora una de las alternativas de mayor importancia para un mundo mejor, un gran campo de acción inclusivo para las mujeres desde cualquier área. Está en el compromiso de interiorizar el mensaje en cada organización, sea cual sea su tamaño, abarcar diferentes canales y seguir creando políticas que acoja la diversidad y la transforme en el paso adelante que se debe dar.
